Parte 17 - El inconsciente


El inconsciente


   Es oportuno traer a otra figura importante de esta historia, el inconsciente.
El inconsciente es un misterioso participante de la psiquis, como si se tratara en ocasiones de una cortina o de un galpón donde se guardan objetos, trastos viejos, herramientas y sueños, término habitualmente aplicado también a los deseos o anhelos mas profundos.
Allí van a parar muchos conflictos y también los acuerdos entre las partes, para que delante del telón la función ocurra con la mayor normalidad posible.
¿Qué es el inconsciente?
La mente se adelanta rápidamente a intentar algunas definiciones.
El prefijo -in- niega, significaría entonces-no conciencia- de allí que una definición es mas una aproximación a lo que no es, que a lo que sí es concretamente.
   Resulta difícil desde nuestra condición conciente penetrar en la naturaleza inconsciente y sólo podemos aventurar algunas hipótesis.
Por lo menos un tercio de nuestra vida, el tiempo que pasamos durmiendo, pertenece a este enigmático reino del que no recogemos mas que escasos rastros esporádicos al aproximarnos al despertar, como son los sueños, como si se tratara de huidizos seres salvajes que escapan cuando intentamos acercarnos.
A tal grado es así que algunos han dudado o negado su existencia.
Sin embargo la ignorancia no es un argumento para negar la presencia de un fenómeno.
   Algunos sostienen, que el mundo inconsciente representa otras esferas donde la vida se desenvuelve y abre a dimensiones y frecuencias desconocidas para nuestra conciencia.
Así es también asiento de diversas creencias espirituales, mágicas y poderes que contactan al hombre con un mas allá.
   De algún modo tanto la mente como el corazón parecen tener un puerto en ese continente desconocido, terreno neutral a ambos, donde suelen entablar transacciones diversas entre piruetas a veces incomprensibles para los dos visitantes.
Allí, en las orillas de este continente fronterizo a la conciencia, los mecanismos de defensa tienen su asiento de operaciones.
Su principal función: disminuir el monto de angustia circulante que atenta contra la estabilidad del sistema psíquico.