Parte 19 - Los mecanismos de defensa


Los mecanismos de defensa


   Muchos síntomas pueden ser explicados a partir de esta comprensión nacida originalmente del psicoanálisis.
Se denominan mecanismos de defensa a una serie de funcionamientos destinados esencialmente a neutralizar la angustia que resulta del conflicto psíquico.
Mencionemos los mas significativos:

La represión es uno de los mecanismos mas activos en la vida psíquica, que evita que los contenidos inconscientes presentes por ejemplo durante el sueño, accedan a la conciencia con mas claridad.

La negación es un mecanismo por el cual, aún percibiendo determinada circunstancia, no es aceptada o tolerada en su cabal significado afectivo y en consecuencia no es reconocida en la conciencia, es decir es negada.

La disociación consiste en una incapacidad o dificultad en integrar aspectos distintos y  hasta a veces contrarios de los objetos y vivencias, de modo que son percibidas alternadamente unos u otros.
Se trata de un mecanismo primitivo, asociado especialmente a los trastornos de personalidad, donde la maduración del proceso psicológico no ha alcanzado a integrar con flexibilidad los aspectos buenos y malos de los objetos.

La proyección es un mecanismo por el cual se deposita o proyecta en el otro, una actitud o sentimiento propio que no puede ser concientemente tolerado en uno mismo, constituyendo un reflejo inconsciente de aquellos aspectos que uno rechaza de si mismo y es menos doloroso ubicarlo afuera, adjudicárselo a otro.
Por ejemplo, un sujeto siente habitualmente que los demás quieren embaucarlo o engañarlo y adopta entonces una actitud general de hostilidad y desconfianza.
En realidad el sujeto proyecta en el otro sus propias actitudes deshonestas que no puede tolerar su conciencia.

El desplazamiento es un mecanismo por el cual la representación de un objeto pierde su carga afectiva original que se liga otro objeto.
De este modo se intenta desplazar una representación cuya carga afectiva original resultó intolerable, en otra representación de objeto de menor gravitación.
Este es el mecanismo principal de las fobias.

La condensación es un mecanismo especialmente presente en los sueños, caracterizado por la fusión de diferentes representaciones de objeto en uno, que va sufriendo sucesivas transformaciones.
Por ejemplo en un sueño un personaje desconocido puede pasar a transformarse en un familiar, un amigo, etc.

La conversión y la somatización son mecanismos por los cuales se descarga o deposita en el cuerpo la expresión del conflicto psíquico.
Existe no obstante una diferencia importante entre ambos.
En la conversión los síntomas demuestran una falta de coherencia clínica por lo que se deduce su condición nerviosa, descartándose un origen orgánico.
Se da con frecuencia en personalidades con rasgos histéricos, donde se observa además cierta actitud de indiferencia hacia sus síntomas, la conocida “belle indiference”.

La somatización por otro lado, es un proceso por el cual se entiende que existe una vinculación entre los síntomas de una enfermedad reconocible clínicamente y la conflictiva psíquica del sujeto.
Se trata en realidad de un amplio capítulo que puede englobarse dentro de la denominada comprensión psicosomática, donde la homeopatía tiene también mucho para aportar.

La sublimación es un mecanismo por el cual se transmuta la energía sexual o líbido en diversas acciones o actividades no asociadas directamente a una descarga sexual, pero que cumplen una función compensadora del equilibrio psíquico. Se considera que toda obra o construcción de la cultura humana, ya sea artística, material, intelectual etc, es en buena parte también una acción sublimada.

   Vemos entonces como a través de distintos mecanismos la angustia y las circunstancias asociadas que la provocan son transmutadas, maquilladas o enviadas a la oscuridad del inconsciente, donde no enturbien al menos transitoriamente el delicado equilibrio de la conciencia.
Pero estos mecanismos tienen un costo y muchas veces fallan, exponiendo a la conciencia las fisuras por donde se filtra la resbaladiza energía de la angustia.
Así mismo entendemos como los distintos síntomas psíquicos o físicos son señales de conflicto y aunque parezca paradójico, también son intentos de contener el desequilibrio  en diques o islas, no volcándolo al conjunto.